domingo, 12 de abril de 2015

Desarrollo económico y elecciones municipales

Álvaro Bracamonte Sierra*

En el arranque de las campañas municipales llama la atención la preocupación de los principales candidatos a la alcaldía de Hermosillo (y de otros municipios de Sonora) sobre el tema económico. Al respecto, es necesario preguntarse:

¿Es responsabilidad de los munícipes el desempeño de la economía? ¿El Ayuntamiento debe invertir en establecer empresas productivas? ¿Debería la administración municipal crear puestos de trabajo? La respuesta no es sencilla, como tampoco lo es nada de lo que ocurre en el entorno regional. De inicio, habría que establecer que, en efecto, el papel de los gobiernos locales es crucial en la promoción económica, pero su buen funcionamiento está atado a un conjunto de condiciones que no dependen necesariamente de la persona a cargo del cabildo.

Una condición favorable es contar con un ambiente macroeconómico estable. De nada sirve que el alcalde se afane en atraer nuevas inversiones si a nivel nacional se registran severas dificultades financieras (recortes presupuestales, por decir una); la dolorosa inseguridad del país inhibe a los inversionistas extranjeros, que no distinguen entre una subregión con problemas de violencia y otras que no la padecen. Otro factor determinante de la inversión es la conectividad.

En Sonora, año tras año se anuncia que se destinarán cuantiosos recursos para modernizar la red carretera y para pavimentar quién sabe cuántos millones de metros cuadrados de calles, pero tal pareciera que, como Sísifo, se vuelve a empezar cada sexenio o cada trienio haciendo ostensible lo poco o nada que avanzaron las autoridades anteriores. La construcción de infraestructura es cara y está sujeta a la disponibilidad de recursos federales que no se han gestionado adecuadamente o se han ido por el caño de la corrupción.

Ante tales restricciones es evidente que la capacidad de un alcalde para promover económicamente al municipio es limitada, aunque es necesario hacerlo. En un escenario macroeconómico vacilante y con escenas de violencia frecuentes, un buen alcalde tendría que tener la capacidad para amortiguar las consecuencias negativas que a nivel municipal representa esta situación.

Ni qué decir en un ambiente donde la cuestión macroeconómica y la inseguridad están más o menos controladas; en este caso, el presidente debería concretar múltiples proyectos de inversión en beneficio de los habitantes, lo que supone un equipo de profesionales que le entiendan muy bien a esa tarea.

De la misma forma, un ambiente local sano, en el más amplio sentido, requiere de calles, banquetas y, en general, de una imagen urbana limpia; esto es, libre de basura, de fugas de agua, de baches. Se necesita tener señalamientos viales en buen estado y un entorno libre de contaminación visual. Un vistazo rápido a las principales avenidas de Hermosillo basta para darse una idea de que persisten muchos magos en esta materia a los que se agregan otros como la escasez de áreas verdes que desluce los atributos de la capital sonorense.

Los aspectos referidos son solo algunos de los infaltables a la hora de confeccionar una estrategia de promoción de la economía municipal como han pretendido hacerlo en el primer día de campaña el candidato de Acción Nacional y el del Revolucionario Institucional de entre los cuales, a no ser que surgiera una sorpresa mayúscula, saldrá el próximo alcalde hermosillense.

Vale la pena señalar que se trata de dos políticos que aun cuando son relativamente jóvenes acumulan cierta experiencia en asuntos públicos; a los dos la cuestión económica no le es totalmente ajena. Los planes de trabajo que ambos publicaron ayer dibujan programas interesantes que pegan justamente en los factores que definen el desempeño de la economía municipal.

Se advierte, por lo menos en la retórica, cierto aroma de modernidad: se habla de globalización, lo que parecería un contrasentido considerando que lo importante es centrarse en la promoción del desarrollo local, sin embargo, es ya impensable actuar localmente sin pensar globalmente.

Otro asunto sugerente que tocan es el relacionado con la innovación, variable fundamental en el crecimiento y la competitividad regional. No debe ser un cliché ni debería ser una moda electorera. La competitividad de la ciudad no se alcanza si antes no se incentivan procesos de innovación tanto en la administración municipal como al interior de las organizaciones empresariales. Suena bien que la agenda de la innovación esté presente en las propuestas de los candidatos en virtud de que con ella es posible sentar las bases para un mejor futuro de la economía hermosillense.

*Doctor en Economía. Profesor-investigador de EI Colegio de Sonora.

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