domingo, 18 de julio de 2021

La tercera etapa de la pandemia: Sociabilización del cristal

○ Aunque nadie parece darse cuenta o no queremos darnos cuenta, la metanfetamina o hielo tiene una tercera oleada en la cual ahora se está volviendo socialmente aceptada o cuando menos tolerada

Por Juan José Razzo

La metanfetamina, también conocida como cristal o hielo al igual que el Covid-19 tiene una tercera ola de afectación entre la comunidad, y es que está empezando a ser socialmente aceptada o, cuando menos, soslayada su satanización.

Aunque originalmente fue sintetizada en Japón a principios del siglo XX, no fue sino hasta principios de los años ochenta cuya masificación fue concebida por el narcotraficante colombiano Pablo Escobar Gaviria, capo del cártel de Medellín, dentro de un paquete de drogas generadas para personas de bajos recursos, como también el crack.

Durante los años setenta la cocaína tuvo un auge y gigantesco consumo en Estados Unidos, pero una vez que se conocieron sus efectos altamente adictivos y tóxicos, muchos integrantes de la clase media y alta abandonaron o redujeron su uso, por lo que ante la caída en las ventas los cárteles debieron enfrentar la manera de vender el excedente del producto desde fines de esa década.

Fue así como se concibió la venta masiva de crack, producto cocinado a partir de la cocaína, al igual que el cristal a partir de precursores como la efedrina, lo que derivó en un producto de mayor rendimiento por kilogramo, sumamente adictivo lo que garantiza el mercado y, algo muy importante, relativamente barato, pues ya no son necesarios los compradores de Wall Street ni Hollywood, sino el cliente era el vago callejero, miles, millones de ellos.

Este reportero escuchó por primera vez del cristal a principios de los años ochenta, cuando de manera circunstancial unas señoras amas de casa, como nuestras mamás o hermanas, platicaban en la sala de un domicilio sobre dietas y una de ellas mencionó un producto nuevo que tan sólo en una semana le había hecho bajar 4 kilogramos de peso y seguía.

Ante las preguntas de los presentes la señora platicó cómo lo consumía, al poner el polvo en un papel aluminio, lo calentaba con el encendedor o la llama de la estufa y luego aspiraba el humo con la boca. Le quitaba el hambre. Era algo nuevo. Hay que recordar que en ese tiempo se desconocían los efectos tan devastadores, los cuales al tiempo fueron evidentes y por eso bastantes consumidores dietéticos iniciales lo abandonaron.

Después apareció la segunda ola, avanzó lenta pero firmemente, y es la que todos conocemos, representada por los cientos o miles de hombres principalmente que acuden a las tienditas de drogas a comprar cristal. Su perfil es reconocible, de complexión muy delgada, malolientes, ropa sucia, cara azulada, ojos hundidos, a veces descalzos o calzado muy dañado, en fin.

Recientemente dos amigos me dijeron que enfrente de sus domicilios empezaron a vender drogas, por lo que me pidieron ayuda para ver qué hacer, pero les pedí de favor que no movieran nada hasta que me permitieran observar durante dos meses a los visitantes de esos lugares, para hacer un estudio.

El resultado de la observación es que el perfil de los compradores de cristal está cambiando, ya no sólo son los vagabundos mencionados, sino que ahora se han sumado gaseros, repartidores de refrescos y toda clase de productos, cajeros de tiendas de conveniencia, empleados de oficina, señoras normales, albañiles; empleados de los tres niveles de gobierno, en particular los que hacen trabajo de campo, y muchas personas que se puede decir que andan trabajando, tienen un empleo formal y una familia.

Julián H.C., empleado de una tienda de conveniencia, explicó este fenómeno con sus palabras: “La neta es que la gente no lo hace tanto por el cristal. Si te pones una peda el fin de semana y la sigues hasta la madrugada del lunes, está cabrón ir a trabajar bien crudo porque no la haces, sabes que la vas a sufrir bien gacho o la neta, si te gana el sueño, olvídate que te despiertes para ir a trabajar en la mañana”.

Cosa diferente, según sus palabras, “es si en la mañana antes de irte a trabajar le pegas unas fumadas al cristal, se te quita el sueño, el hambre, si te duele la cabeza o la panza también se te olvidan y estás bien activo, no te cansas. Trabajas todo el día sin problemas y pues ya en la tarde ya no fumas”.

Es decir, como lo exponen los especialistas, la droga socialmente aceptada como es el alcohol contenido en las bebidas embriagantes, ha generado una aceptación tácita hacia el cristal. En otras palabras, el alcohol ya es la droga de despegue o iniciación para llegar al cristal.

Debido a que este fenómeno o tercera oleada apenas está en evolución no hay estudios ni se puede obtener declaraciones de fuentes confiables. Una pregunta sería cuántos de esos consumidores ocasionales o circunstanciales quedarán enganchados.

Algo importante para recordar son las declaraciones del entonces gobernador de Sonora, Eduardo Bours Castelo, durante una de sus visitas a San Luis, en la cual dijo que “hay una doble moral en la sociedad por un lado se espantan de la violencia del narcotráfico, pero por otro lado consumen drogas, hacen negocios con los narcos, les reciben dinero para lavarlo, socialmente aceptan a sus familiares, amigos o conocidos que andan en ese negocio”.

Además también son de mencionarse las palabras del coordinador del Centro Especial para Adictos A.C., Arturo Tejeda Martínez, quien estima la existencia en San Luis de unos 12 mil farmacodependientes funcionales, es decir, personas que trabajan, estudian y llevan una vida aparentemente normal pero están sufriendo con una adicción.

elinformante

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