martes, 15 de noviembre de 2016

Complejidades de los deseos de cambio brusco en acuerdos entre países

(*) Jesús Alberto Cano Vélez

El peso mexicano se depreció significativamente en sus operaciones internacionales a partir del 8 de noviembre, al irse conociendo los resultados de la elección presidencial en Estados Unidos, llegando a ser de hasta 9.11 por ciento, y a primera hora del día siguiente alcanzó un tipo de cambio de 20.72 pesos por dólar.


Los mercados, apanicados por el triunfo de Donald Trump, posteriormente se tranquilizaron y el tipo de cambio se recuperó a 19 pesos por dólar, ajustándose con frecuencia en las siguientes horas, en torno a ese nivel. Ante eso, la directora de análisis económico del Banco Base, Gabriela Siller, proyectó que el cambio peso-dólar, podía llegar a 21 pesos, dadas las conocidas intenciones del nuevo presidente de EE. UU., de renegociar el TLCAN, lo que haría difícil el manejo económico de varios países.


La incertidumbre ocurrió también con las bolsas asiáticas, al observarse fuertes caídas en los índices de Japón y China.


Por su parte, México es una fuente importante como proveedora de vehículos a muchos países y cinco de las 10 armadoras de autos en el país reportaron en octubre cifras de producción más bajas, entre otras razones, por los paros técnicos y por una menor demanda en Estados Unidos.


En octubre del año en curso se registró una desaceleración en la fabricación de 328,490 vehículos en las plantas Ford, empresa que representa alrededor del 12 por ciento del número de autos armados en sus líneas de producción, en Hermosillo y Cuatitlán Izcali; pero por adecuarse a la menor demanda en EE. UU., detuvo la producción en dos de sus modelos, el Fiesta y el Fusión.


Así, la desaceleración en la demanda de sus autos compactos incidió en menor crecimiento del envío de unidades a nuestro país vecino, de manera que registró una caída de 39 por ciento en su producción, para un mercado que representa el 60 por ciento del destino de los vehículos armados en México.


Sin embargo, el director general de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz, A. C. (AMIA), Fausto Cuevas Mesa, indicó que KIA, Audi, Mazda, Toyota, Honda, FCA México, Nissan, y Volkwagen, compensaron el menor armado de unidades de la Ford, o continuaron con sus ritmos normales de producción y exportación, completando el nivel normal de producción de México.


Y con base en el desempeño, a octubre 2016, la fabricación de autos en nuestro país alcanzó 2 millones 904,971 autos, apenas uno por ciento más que en igual período del año anterior, y el número de unidades exportadas sumó 2 millones, 306 mil 293 en el período de enero a octubre del presente año, lo que significó una reducción de uno por ciento contra el mismo período de 2015.


Pero, ante las elecciones en Estados Unidos y debido a que el republicano Donald Trump ha fijado una postura más radical, el director general de la AMIA, dio a conocer que aún cuando falta el registro de Audi, en el acumulado de los primeros diez meses del año, la producción tuvo su mejor nivel para un período similar con 2 millones 904 mil 971 unidades, un avance anual de 0.9 por ciento.


Así, en octubre la industria automotriz instalada en México exportó 255 mil 115 vehículos ligeros, un incremento de 4 por ciento; en el acumulado de enero a octubre, las exportaciones cayeron 1 por ciento, de 2 millones 328 mil 448 unidades en 2015 a 2 millones 306 mil 293 unidades este año.


Cuevas comentó que tanto EE. UU., como México, firmaron una serie de acuerdos comerciales que los obligan a seguir estas reglas, por lo que “no vemos posibilidad de un cambio radical a lo que tenemos actualmente".


Comentó también que “están en revisión el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica y los tratados con la Unión Europea, por lo que no se anticipa que se venga abajo el TLCAN y más bien que se reconozca la suma de contenido regional".


(*)Economista


@acanovelez


elinformante

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