viernes, 22 de marzo de 2024

La decisión de los indecisos en una elección indecisa

○ La gente perdona todo menos la indecisión

Por Juan José Razzo

La indecisión en todos sus/los órdenes siempre tiene efectos sobre la vida, en particular en el tema electoral, o puede tener resultados catastróficos, pues en un juego o en una guerra puedes cometer todo tipo de errores pero nunca titubear.

A un candidato la mayoría de la gente le perdona sea borracho, mujeriego, corrupto, abusivo y demás pero jamás le consiente que sea indeciso en su proyecto.

En ese tenor de las indecisiones cuando menos por la alcaldía de San Lucas se encuentran los dos partidos políticos que no van en coaliciones, pues hasta el momento no han definido abanderados y pierden el ya escaso tiempo. 

Otra indefinición importante en la que todos los partidos no tienen participación directa, sólo son uno de los factores, es la de los ciudadanos electores, que de acuerdo con los diversos sondeos nacionales 2024 se ubica entre 30 y 33 por ciento de indecisos. Allí hay mucho en lo que los candidatos pueden y deben trabajar.

Este sector de población votante se divide entre quienes ya tienen un más o menos pensado por quién sufragarán pero pueden cambiar y los que todavía no han pensado, lo dejan para los últimos días, horas o segundos antes de cruzar la boleta.

Sería interesante generar un modelo matemático para encontrar el número K, llamado así en muchas ciencias y que no cambia en una ecuación pero predice cómo pueden cambiar las otras variables en desde una tormenta atmosférica hasta los comicios. A la constante K también se le conoce como constante de equilibrio o de proporcionalidad. 

Aunque suene kafkiano o disparatado, con 40 días de campaña sería interesante encontrar la constante K de la tendencia de los indecisos en los primeros 10 días, generar un plan de contingencia en 5 días más y el candidato, aparte de su porcentaje de votación firme, tendría las herramientas para conocer el resultado final y 25 días para reorientar o dar el zarpazo definitivo.

Es complicado pero no imposible.

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En 2009, seis días antes de la elección, el dirigente de nuestro Glorioso Partido (GOP, por sus siglas en inglés) en San Lucas me llamó a acuerdo y me lanzó la pregunta directa: ¿Vamos a ganar? Mi respuesta lo dejó perplejo: “No sé”. Exclamó: ¡Pero si para eso dijimos que estarías pendiente! ¡¿Cómo que no sabes?!

El modelo/estudio se había establecido para un margen de error de más menos 5 puntos porcentuales, no para una diferencia menor. Le expliqué: “El partido de enfrente se estancó. Ustedes están todavía 2 ó 3 puntos abajo pero siguen creciendo, ahora más lento, no sé si alcance. Pienso que lo que debe hacerse es dar un último estirón, un último esfuerzo pero macizo. Del resultado final no sé”.

El dirigente partidista me comentó consensuando: “Sí es cierto, creo que si ganamos vamos a ganar con muy pocos votos”.

Ganaron por 1.9 puntos porcentuales.

elinformante

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