Redacción
Monterrey, Nuevo León.- Dos finales en torneos cortos y casi treinta años después del último título, los Tigres hicieron estallar la alegría de un Volcán que ahora se une en el unísono para gritar ¡Campeón!, pues los pupilos de “Tuca” se consagraron monarcas del Apertura 2011 al ganar 3-1 frente a Santos en el Volcán y llevarse el global por 4-1.
La afición en el Volcán quería una fiesta y sus Tigres tuvieron una inmejorable ocasión de comenzarla cuando el árbitro Marco Rodríguez señaló una pena máxima apenas al minuto 16 del partido y, además, le mostró la tarjeta roja a Oswaldo Sánchez.
Después de algunos minutos el duelo se redujo a un mano a mano entre Alberto Becerra y Lucas Lobos, pero el argentino entregó su posibilidad de gloria al portero cuya misión fue cubrir el hueco dejado por Sánchez.
El penal errado fue el rayo que impulsó un efímero renacimiento lagunero, el cual vio su mejor momento cuando Oribe Peralta firmó una jugada que comenzó desde la banda izquierda con un desborde que se paseó por toda el área. Ya en el límite contrario, José María Cárdenas se barreó para recentrar y poner el balón a merced de Oribe Peralta, quien enmudeció el Volcán con un toque raso que terminó besando las redes.
Los Tigres, dispuestos a cobrar la afrenta, se lanzaron al frente pero los zarpazos de Lucas Lobos y Héctor Mancilla no surtieron efecto en el primer tiempo. Sin embargo, para el segundo, el rugido de la afición encontró el pretexto que necesitaba para escucharse; primero con el empate logrado por Héctor Mancilla, de cabeza tras un centro de Jorge Torres Nilo al minuto 52, y después un clavo más en el ataúd santo obra de Danilinho al 63.
La lucha se tornó más ríspida, al grado de que el árbitro disparó dos cartones colorados más, uno por bando. Israel Jiménez se iría como campeón a las regaderas y sin haber escuchado el silbatazo; del otro lado, Felipe Baloy partía al vestidor con el inminente segundo lugar a cuestas.
Esta celebración todavía tenía espacio para los talentos juveniles, pues Alan Pulido, de 20 años, celebró una anotación más frente a un público que tuvo potencia en la garganta para volver a gritar después de presenciar una pared entre Pulido y Danilinho, la cual firmó este último con un remate raso de zurda.
Al final, la historia se selló: Tigres se coronó por tercera vez, pero saldó la deuda que desde hace mucho y lo hizo con el cobijo de su gente.
elinformante
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