Por Juan José Razzo
El sueño para varios presidentes de México ha sido lograr una verdadera soberanía de la nación frente al poderío de Estados Unidos, como una forma de firmar su nombre entre los grandes personajes del mundo y de la historia, pero para nada es una empresa fácil.
Creo que López Obrador persigue esa ilusión política pero no lo ha hecho con los argumentos adecuados, pues basta mencionar su reciente postura respecto a la Cumbre de las Américas cuando decidió no acudir si no se invitaba a Nicaragua, Cuba y Venezuela, las cuales son señaladas por la administración estadounidense como dictaduras.
Sus argumentaciones fueron imprecisas y divagantes, por lo que debería usar otras más sólidas. Por decir algo, una ocurrencia si usted lo desea, en la Segunda Guerra Mundial se acusa a la Alemania nazi de haber provocado el conflicto en el cual murieron más de 60 millones de personas, por eso los EU señalan a esa dictadura, pero si usted lee artículos recientes disponibles en el ciberespacio, desde 1945 a la fecha los EU han matado con sus guerras a más de 60 millones de personas en muchos países, con sistemas igual o más crueles, mientras que en los tres países latinoamericanos mencionados creo no llegarían a 10 mil las muertes y si la memoria no me falla no han invadido a otras naciones.
Es posible argumentar y disentir frente a la potencia de la Unión Americana, pero es algo peligroso.
Por mencionar cuatro ejemplos de mandatarios mexicanos que desearon reivindicar dicha soberanía, está Echeverría con su famosa Carta a las Naciones pero fue vetado en la ONU por EU, además de Porfirio Díaz quien empezó a coquetear con Francia e Inglaterra pero terminó desterrado, más antes Maximiliano murió fusilado y, en circunstancias históricas todavía más complejas otro López, Antonio López de Santa Anna, cuando México perdió la mitad de su territorio.
Es una empresa deseable y loable, pero riesgosa.
elinformante
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