Redacción/Tomado de un.org
En este Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza (17 de octubre), se pretender recalcar que acabar con la pobreza es una cuestión de dignidad, justicia y pertenencia, no solo de ingresos. El tema de este año destaca una de las vertientes más difíciles de ver de la pobreza: el maltrato social e institucional que sufren las personas que viven en la pobreza. Esto se consigue garantizando un apoyo respetuoso y eficaz a las familias, con un objetivo claro: dar prioridad a los más desfavorecidos y crear instituciones que ayuden a las familias a permanecer unidas, prosperar y forjar su propio futuro.
Las familias que viven en situación de pobreza suelen enfrentarse al estigma y al rechazo precisamente en los lugares donde deberían recibir apoyo, como en las escuelas, clínicas, oficinas de asistencia social o servicios de protección infantil. Madres solteras, familias indígenas y otros grupos históricamente discriminados denuncian maltratos, injusticias y deshumanización que minan su autoestima y destruyen su agencia personal, lo que en ocasiones lleva a situaciones de separación familiar, con consecuencias emocionales y sociales duraderas para niñas, niños y padres.
Debemos avanzar para garantizar que se respeta y apoya adecuadamente a las familias a través de:
- instituciones que den prioridad a las personas, alejándose de la cultura de la desconfianza, la vigilancia intrusiva y el control, para acercarse a una cultura de confianza, respeto y colaboración;
- el reconocimiento de los esfuerzos que ya están haciendo los padres en situación de pobreza y apoyarles adecuadamente para garantizar un futuro mejor para ellos y sus hijos;
- la transformación de las instituciones de protección de la infancia en un sistema de apoyo a toda la familia, reforzando la capacidad de los padres para cuidar de sus propios hijos y salir de la pobreza persistente.
elinformante
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