Por Antonio Barragán Bórquez *
Tomado de revista Portales del Colson
Tomado de revista Portales del Colson
Las rupturas cualitativas y cuantitativas que en los últimos años ha propuesto la violencia criminal organizada en nuestro país han reverberado en una serie de cambios en la forma de abordar la realidad por parte del Estado. En ese rubro, y a partir de las presiones internacionales de organismos de derechos humanos y de los movimientos sociales de víctimas en México, se creó la Ley General en Materia de Desaparición Forzada de Personas, Desaparición Cometida por Particulares y del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas, publicada en el Diario Oficial de la Federación a finales de 2017.
En ese marco surge el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), una base de datos que incluye información desde 1964, que es cuando comienzan este tipo de cuantificaciones en el contexto de la llamada guerra sucia.
Concretamente, el registro más antiguo que se tiene para Sonora data de 1974 con dos incidencias, cantidad que se mantuvo entre 1 y 7 registros año con año hasta 2006, pues a partir de ese momento comienza un incremento ascendente y abrupto en dichas cifras.
En ese sentido, según los datos del RNPDNO del periodo 1974-Junio 2021 en Sonora se contabilizaron 4 mil 161 personas desaparecidas o no localizadas. De esa cifra, el 99.69 por ciento se trata de personas desaparecidas (4 mil 148), mientras que el 0.31 por ciento se refiere a personas no localizadas (13).
No fue sino hasta la eclosión de la violencia de la “guerra del narco” que comienza una escalada en este terreno: en 2007 se computaron 14 denuncias, para 2012 la cantidad había aumentado a 123, y en 2016 se tenían 377, suscitándose desde entonces un comportamiento incremental.
De esa misma forma, entre 2017 y 2020 se contabilizaron 2 mil 380 personas desaparecidas y no localizadas, lo que representa el 57.19 por ciento del total histórico. Solamente el año pasado se tuvieron 620 denuncias (14.9 por ciento), representando la peor temporada para este problema.
Por otra parte, las ciudades con mayor incidencia son: Hermosillo (948), Cajeme (526), Nogales (524), Guaymas (276), Agua Prieta (218) y Caborca (641).
Cabe destacar que en dichas localidades se concentra el 65 por ciento del registro de personas desaparecidas (2 mil 708). Así también, la brecha de género es bastante marcada, pues en el 76.3 por ciento se trata de hombres (2 mil 067), mientras que en 641 de los casos corresponden a mujeres (23.6 por ciento).
De igual forma, el 75.1 por ciento (3 mil 126 casos) de los registros totales se concentran en edades entre los 15 y 49 años, y propiamente el 38.9 por ciento (1 mil 622) corresponden a edades entre los 15 y 29 años.
Tal situación afecta a la población en las etapas más productivas de su vida, dibujándose un perfil más o menos claro, pues las víctimas son mayoritariamente hombres adultos-jóvenes, y su reproducción se presenta en un entorno de conflicto criminal organizado de lucha por las “plazas” entre las organizaciones del Cártel de Sinaloa, la Organización Beltrán-Leyva y el Cártel Jalisco Nueva Generación (Lantía Intelligence, 2021).
Haciendo que dicha problemática adquiera determinada complejidad y profundidad.
Además, la experiencia de organizaciones de familiares de víctimas como “Madres Buscadoras de Sonora” (el primer colectivo de este tipo surgido en Sonora en 2018) de Guaymas-Empalme, indican que para 2019 a su colectivo habían llegado 700 denuncias (Claudia Alejandri, 15 de enero de 2019), dato que contrasta con los registros oficiales, evidenciado la variabilidad en las cifras, donde pareciera que las estadísticas oficiales no logran dimensionar adecuadamente el problema.
Eso sin mencionar las fosas clandestinas, los cuerpos, restos y rastros localizados, las hogueras para procesar cuerpos, las amenazas, así como las formas de autogestión y organización, que configuran elementos circundantes al fenómeno aquí expuesto. Donde las soluciones requieren del entretejido de voluntades y diálogos entre sociedad civil y Estado.
Para finalizar, en el análisis de los problemas sociales no existen respuestas sencillas, ni remedios mágicos, sino métodos y formas de exploración de información que sirven para comprender mejor la situación de la sociedad. Y tal empresa apela a un sentido humano para el abordaje de la compleja realidad.
*Egresado Maestría en Ciencias Sociales, El Colegio de Sonora.
Referencias:
Lantia Intelligence. (2021). Mapa Criminal México 2019-2020, versión ejecutiva.
Alejandri, C. (15 de enero de 2019). Toman muestras de ADN a familiares de desaparecidos en Guaymas y Empalme. Expreso.
elinformante
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