lunes, 11 de abril de 2011

En México: Un Gobierno débil y vendido

Por Jesús Alberto Cano Vélez (*)

Los lamentos del equipo pesado del Gobierno mexicano, con el coro de las cabezas del sector financiero, en la reciente 74 Convención Bancaria en Acapulco, evidenciaron a un Gobierno débil, casi rogándole a la Banca comercial --con preponderancia extranjera-- que se porte bien haciendo más con su financiamiento y concediendo mayores cantidades a las actividades productivas del País.

No podemos estar más de acuerdo. En el Colegio Nacional de Economistas hemos venido insistiendo incansablemente por más de un año en la urgente necesidad de que se le regresen al Estado mexicano los instrumentos económicos del poder, que antaño tenía, para de nuevo estar en condición de orientar a la economía, y no tener que pedir frías a los bancos que tenemos de huéspedes en México.

Esos reclamos y lamentos no debieron de llegar a ser solicitudes públicas de favores. Para eso tenemos un G O B I E R N O y una C O N S T I T U C I Ó N muy respetables, que en dos de sus clarísimos artículos, le dan la atribución al primero, de orientar y canalizar las actuaciones de los agentes económicos --incluidos los bancos-- y promover el interés nacional.

¿Dónde estuvieron todo este año el Secretario de Hacienda y Crédito Público y el Presidente de la Comisión Nacional Bancaria y el Secretario de Economía y el Gobernador del Banco de México?, y, ¿Por qué no hicieron nada si las cosas iban tan mal?

No preguntamos por las acciones de la Banca de Desarrollo, porque ésta ya no existe. Debería, pero fue descontinuada por los convencidos de una ideología que sostiene que esos temas corresponden al sector privado. Porque la otrora BANCA DE DESARROLLO, “transatlántica financiera” ahora es como banquitos “comerciales” que dan créditos de corto plazo, no dan asistencia técnica; ni financian proyectos de inversión de gran envergadura como en el pasado.

El daño que en este campo han causado las tres décadas de ausencia de orientación gubernamental en México, no tiene nombre, más que en la descripción de los resultados: Pobreza, desempleo masivo, escaso nivel de actividad económica y desarrollo económico negativo.

A quien sí se le ha favorecido en todo este tiempo ha sido al gran capital del País; empresas grandes, tanto nacionales como extranjeras. Y eso no concuerda con las metas oficiales declaradas, de apoyar a todos los segmentos de la economía mexicana, o sea: A las empresas pequeñas, medianas y grandes.

Mientras tanto, parecería que no tenemos brújula; que la economía agarra para donde quiere y nosotros nada más mirando. Pero creer eso sería una inocentada.

Porque aparentemente, por los resultados que vemos, y por la congruencia del movimiento de la maquinaria interna, parecería ser que hay un “plan nacional”, que fue elaborado en alguna otra parte y con metas muy diferentes a las que hubiéramos diseñado la mayoría de los mexicanos. Mientras tanto, muchos gritan y se inconforman, pero nadie parece escuchar.

Y lo más grave es que eso mismo ocurre en los otros ámbitos de la vida nacional, lo que nos hace preguntar: ¿Quién tiene el timón y para dónde vamos?

(*) Ex Diputado federal por Sonora y presidente del Colegio Nacional de Economistas.

elinformante

No hay comentarios:

Publicar un comentario