Por Juan José Razzo
La alianza no termina por coagular en San Lucas, se nota débil y con un alto grado de naufragio.
No podría decir los motivos de esta aseveración, o más bien sí podría pero no voy a hacerlo en esta publicación porque me llevaría un decálogo –a la gente le gustan los decálogos- de unas 150 páginas, sin embargo me da pereza escribirlo, aparte podrían tomarlo como política barata y mejor que los hechos les den cuenta.
Baste comentar que la aparición de suspirantes como el pillín pueden enturbiar y hacer fracasar el anteproyecto. En 2003 ya pudo ser alcalde cuando debió impugnar internamente como albiazul a la planilla del gordo, lo pudo hacer, tuvo mucho apoyo de simpatizantes, pero al final los abandonó y optó por una medida que algunos consideran heroica de no litigar el asunto en los tribunales electorales aunque otros como un síntoma de debilidad, indecisión y hasta traición.
Su explicación fue que no quiso envenenar ni acabar el espíritu interno de los azules al dividirlos, mas desperdició una gran oportunidad –eso sin contar con el posterior fraude inmobiliario- y ni siquiera fue para negociar y obtener alguna plaza o algo para sus colaboradores.
Lo otro es que surgen diferentes tipos de traidores, como los que se van una vez encaminado el barco y se ven posibilidades de hundirse. Ahí está el caso del operador azul de 2018, quien dijo lo secuestraron el mero día de la elección y se perdió con 1.5 millones de pesos. Tanto azules como rojos -de estos hay bastantes- lo han hecho antes y seguro lo seguirán haciendo por un billete.
elinformante
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