Por Alvaro Bracamonte Sierra*
Tomado de web Portales de Colson
Analistas políticos, líderes de opinión, empresarios y desde luego dirigentes partidistas distintos a Morena han expresado preocupaciones sobre la falta de contrapesos frente al abrumador triunfo de AMLO en las pasadas elecciones. Ganó casi todo y por tanto, según sus interesadas posturas, se abre una rendija por donde pueden filtrarse afanes autoritarios como los que se presentan en otros países latinoamericanos.
Sus temores pudieran estar fundados si en efecto se careciera de contrapesos al interior del propio partido ahora dominante y en otras esferas determinantes de la vida pública nacional. A pesar del peso indiscutible que tiene López Obrador en su partido, dicha formación está compuesta por una diversidad de personajes cuyos orígenes los colocan en las antípodas de la geometría ideológica. Ahí está el caso de PIT II cuyo compromiso es inequívocamente de izquierda; al otro lado está el grupo integrado entre otros por Alfonso Romo, actual jefe del gabinete y Tatiana Clouthier quien es vice coordinadora morenista en San Lázaro. Dicho en otros términos, Morena es una plataforma partidaria que neutraliza los extremos ideológicos.
Pero si esos contrapeso fueran insuficientes, se vienen fortaleciendo también externamente. En las últimas semanas se presentaron señales claras del fuerte contrapeso que sé que está configurando para atemperar la inercia eventualmente avasalladora que pudiera tener Morena dada su aplastante mayoría en el Congreso y la legitimidad que posee el nuevo Gobierno federal Tres eventos sirven de ejemplo para evidenciarlo.
El primero está relacionado con la iniciativa dirigida a eliminar el fuero del Presidente y legisladores federales. La propuesta enviada por el Ejecutivo y avalada por los partidos que formaron la coalición Juntos Haremos Historia no transitó la votación dentro de la Cámara de Diputados. Ganó pero no obtuvo la mayoría calificada. Este resultado fue festinado por panistas, priistas, emecistas y perredistas que lo vieron como una tremenda victoria. De hecho, corearon el famoso “sí se pudo, sí se pudo” con el cual se declararon vencedores de la poderosa maquinaría morenista en la 64ª legislatura.
Otro hecho igualmente relevante es la suspensión que urdió la SCJN de la Ley Federal de Remuneraciones aprobada hace unos días tanto por la Cámara Alta como por la Cámara Baja. Esta ley reduce los sueldos de los altos funcionarios y servidores públicos bajo el tenor de que nadie deberá ganar más que el primer mandatario de la República quien había definido recibiría sólo el 40% del salario de su antecesor, es decir 108 mil pesos mensuales. Sobre esta cifra deberían de girar los tabuladores federales y estatales de los servidores públicos.
La iniciativa causó desde el principio malestar entre funcionarios cuyos salarios rebasan con mucho esa cantidad. Para no ir muy lejos, aquí en Sonora no pocos directivos de organismos autónomos perciben montos que la triplican. Sin embargo, el mayor malestar provino justamente de los magistrados de la Corte que de manera discrecional y abusiva se asignaron remuneraciones que no correspondían a sus responsabilidades.
El que la Suprema diera entrada al recurso de acción de inconstitucionalidad presentado por los senadores del Prian demostró la existencia de contrapesos en esos órdenes de Gobierno. La misma lectura tiene la determinación Trife de validar el triunfo del PAN en el Estado de Puebla; esta victoria había sido impugnada por Morena por considerar que hubo fraude. Todo indicaba que dicha impugnación sería confirmada dada la exhibición de irregularidades cometidas.
Se podría pensar a simple vista que esas decisiones muestran la fortaleza de las instituciones nacionales y que con ello se diluyen los temores de tentaciones autoritarias. Sin embargo, también reflejan que esas instituciones pudieran actuar como contrapeso a conveniencia: El fuero se rechazó pese a que los partidos que votaron en contra lo apoyan; la SCJN suspendió la Ley de remuneraciones porque afectaría sus altos salarios y el tribunal electoral convalidó el triunfo panista sólo para demostrar que son independientes. Si así fue no llegaremos a ninguna parte.
*Profesor-investigador en El Colegio de Sonora.
elinformante
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